La carga de vehículos eléctricos suele realizarse en exteriores. El cable y el cargador pueden estar expuestos a la lluvia, las heladas, la suciedad de la carretera o incluso al agua estancada. Por eso, la protección contra la intemperie no es opcional, sino esencial. La industria utiliza clasificaciones IP como IP65, IP66 e IP67 para describir el nivel de resistencia de un equipo frente a la entrada de polvo y agua. Estas clasificaciones indican si un cable de carga o una wallbox pueden soportar de forma segura y fiable las condiciones climáticas reales de Europa.
Este artículo explica qué significan estas clasificaciones IP, cómo se realizan las pruebas, qué materiales permiten una verdadera protección frente a la intemperie y por qué los ingenieros expertos insisten en un alto nivel de protección contra la penetración para la carga de vehículos eléctricos en exteriores. El enfoque se centra en los cables de carga, ya que son el componente más expuesto a los elementos, con un ejemplo de referencia en el cable Voldt Tipo 2 con clasificación IP67.
Qué significan realmente IP65, IP66 e IP67
El sistema de clasificación IP está definido por la norma IEC 60529. Utiliza dos dígitos. El primero indica la protección frente al polvo y el segundo la protección frente al agua.
Un primer dígito 6 es el nivel máximo de protección contra el polvo. Significa totalmente estanco al polvo. No se permite la entrada de ninguna partícula en la carcasa. Esto es importante porque el polvo puede provocar con el tiempo abrasión, corrosión o una reducción de la conductividad.
El nivel de protección frente al agua viene indicado por el segundo dígito:
IP65: protegido contra chorros de agua desde cualquier dirección.
IP66: protegido contra chorros de agua potentes.
IP67: protegido contra la inmersión temporal en agua hasta un metro durante 30 minutos.
En términos sencillos:
IP65 soporta lluvias intensas.
IP66 soporta tormentas extremas o la limpieza con una manguera.
IP67 soporta una inmersión completa de corta duración.
Por este motivo, IP67 se considera el estándar de referencia para los cables de carga de vehículos eléctricos utilizados en exteriores, donde los charcos, el suelo mojado o las condiciones meteorológicas adversas son siempre posibles.
Cómo se prueban las clasificaciones IP: dentro del laboratorio
Las pruebas IP no son arbitrarias. Siguen procedimientos estrictos y utilizan equipos calibrados.
Prueba de entrada de polvo (IP6X)
Para verificar la clasificación de polvo, el producto se coloca en una cámara sellada llena de talco fino. El polvo se mantiene en suspensión durante un máximo de 8 horas. En muchos casos se aplica un vacío controlado para atraer activamente el polvo hacia posibles puntos de entrada. Para superar IP6X, no debe entrar absolutamente nada de polvo. Tras la prueba, la carcasa se abre y se inspecciona. Esto garantiza que el cable o el cargador no acumulen arena ni suciedad durante el uso diario en exteriores.
Pruebas de chorros de agua (IPX5 e IPX6)
Las pruebas de chorro de agua utilizan boquillas y caudales específicos:
IPX5 utiliza una boquilla de 6,3 milímetros con aproximadamente 12,5 litros por minuto.
IPX6 utiliza una boquilla de 12,5 milímetros con aproximadamente 100 litros por minuto.
Durante la prueba, el producto se rocía desde todos los ángulos durante varios minutos. No debe producirse ninguna entrada de agua. Estas pruebas simulan lluvias intensas, lluvia con viento e incluso la limpieza ocasional con una manguera de jardín.
Prueba de inmersión (IPX7)
Para IP67, el equipo se sumerge a un metro de profundidad durante 30 minutos. Tras la inmersión, el dispositivo se abre para confirmar que no ha entrado agua en ninguna cavidad. Superar esta prueba demuestra que el cargador o el cable pueden soportar escenarios de inundación accidental.
Dado que el equipo de carga para vehículos eléctricos puede permanecer en el suelo durante horas mientras se utiliza, la resistencia a la inmersión es extremadamente valiosa. Un charco o un aguacero repentino nunca deben comprometer la seguridad.